Nadie lo sabe, no existen normas fijas para educar a un hijo y ser un buen padre o madre. Cada niños tiene un carácter, incluso yo tengo dos hijos, he usado ante idénticas situaciones, idénticas técnicas y los resultados han sido diferentes. Las técnicas o trucos que me valían con uno, no me valen con el otro y al revés. La educación es una materia con mucho margen por explorar e infinita, jamás encontraremos un método perfecto porque no existe.
Sin embargo, una vez establecidas estas premisas, sí que podemos sacar factor común y conclusiones básicas sobre la educación de nuestros hijos que intentaré reflejar en esta guía básica. He leído mucho sobre cómo educar a mis hijos, la mayoría de las lecturas terminan repitiendo las mismas técnicas y procedimientos, por tanto, he pensado en crear esta pequeña guía o manual educativo que realice, después de muchas lecturas, conversaciones y vídeos sobre el tema. Espero que te ayude, tanto como lo hizo conmigo.
Recuerda sé paciente con estas técnicas, aunque las hagas bien a la primera, los resultados tardarán en llegar un poco. Constancia.

¿Cómo debo actuar como padre/madre?
Es fundamental que te des cuenta que tú eres su modelo, te van a imitar en todo. Por tanto, no te relajes cuando estés con ellos porque los niños exagerarán tus defectos, si gritas, ellos lo harán el doble que tú, si usas las manos para comer en algún momento, ellos lo harán constantemente.
Los niños leen tu lenguaje corporal e interpretan tu estado. Si estás nervioso, saben que no estás bajo control. Ellos lo saben y aprovechan para desobedecer. Si estás calmado, verás que obedecen mejor. Un grito es sinónimo de no tener control.
Parece una tontería, pero el tono de voz pausado y tranquilo o pausado pero tajante si es necesario es muy efectivo. Si empleas correctamente la mirada, es una instrumento muy potente. Ambos métodos son efectivos siempre que previamente ante el incumplimiento se hayan tomado las medidas que luego explicaremos.
Transmite mensajes con cariño y respeto, esto hace sentirles seguros. Los mensajes negativos generan niños inseguros y dependientes de sus padres.
Nunca pidas permiso o les preguntes, ¿vas a comer la comida ya? ¿te callas? No ofrezcas alternativas, cámbialas por órdenes. Tampoco te repitas, di las cosas una vez. Si le pides que no le quite juguetes a su hermano o no se levante de la mesa varias veces y la última gritas. Él sabe que puede jugar hasta que tú pierdas el control, hasta entonces tiene margen de juego y lo apurará.
No hagas o evita las comparaciones entre ellos, no los clasifiques, es muy tranquilo o es muy nervioso. Si los etiquetas, los niegas. Dales una oportunidad para cambiar, ellos tienen que saber que su personalidad depende de ellos, no es nada heredado que no puedan cambiar.
Intenta, sé que es difícil, no mezclar tu cansancio con la educación. Yo puedo admitir que, a veces, por no oírlos pedir constantemente algo, he terminado claudicando y dándoles ese pastel que era para un momento especial o ese juguete que tenía guardado, etc. A veces, con tal de que hagan algo, les decimos, damos lo que sea. Incluso les he realizado promesas, que luego me he arrepentido al día siguiente. Los niños tienen mucha memoria si les haces promesas, te las recordarán. Si les prometes algo, debes cumplirlo, si no lo haces corres el riesgo de que no te respeten o no te hagan caso porque no se fían de tu palabra.
No negocies, o cede lo justo. Uno de mis hijos es un auténtico negociador, lo negocia todo: lo que se come, lo que se compra, dónde vamos. En vez de comerme cinco albóndigas, me como dos, no te he dicho que cuatro, bueno venga tres, que no que cuatro… así durante minutos. Gran error. Se dicen las cosas una sola vez, cómete esas albóndigas, si insiste indiferencia, que hablaremos posteriormente.
Una de las cosas que más me cuesta, acostúmbrate a que rompan cosas, incluso esa colección de discos que le tenías tanto cariño. Son niños, es su deber… para ellos todo es jugar. Protege o aleja lo que aprecies porque corre serio riesgo si hay niños en casa.
Tampoco te acostumbres a delegar autoridad en otra persona. Por ejemplo, ya verás cuando lo vea tu profesora… o espera a que venga tu padre y te enterarás. Así lo que el niño está viendo es que tú no tienes autoridad y que puede hacer lo que él quiera.
¿Cómo enseñar a los niños a que sean más autónomos e independientes?
Enseñar, acompañar y repetir, dejarlos solos, repetir e ir corrigiendo. Les tenemos que acompañar para favorecer su autonomía y facilitarles la ejecución de sus tareas. Seguro que se desvían o postergan pero debes encauzarlos para que terminen sus tareas. Poco a poco debes ir retirando el acompañamiento hasta que ellos sean capaces de realizarla por ellos mismos. Luego sólo tendrás que observarles e ir introduciendo esas pequeñas correcciones que antes no has hecho por no complicar el proceso.
Por ejemplo, primero se les enseña a vestir lo básico pero no es necesario que desde el principio sepan abrocharse la camisa ellos solos o los botones del pantalón. Ellos deben saber que estas pequeñas tareas nos llaman, las realizamos y ellos continúan. Les encanta ser autónomos, verás que en breve te riñen si te excedes en tu tarea de observación e intentas ayudarles.
¿Cuándo y cómo debo halagar o reforzar a mi hijo?
Principalmente hay que centrarse en alabar su buen comportamiento, en vez de malas actitudes, para reforzar su autoestima y recordarle lo bien que lo hice aquella vez. Sin embargo no conviene recordar del pasado malas actitudes, hay que reñirle en el momento o castigarlo pero no estar recordándolo. El hecho de alabar es lo que llamamos refuerzo, porque reforzamos su autoestima, seguridad y confianza.
Existen varios tipos de refuerzos positivos para tu hijo:
- Halago o felicitación por el trabajo realizado
- Mediante regalos o recompensas materiales: coche de juguete, pastel,etc.
- Mediante permisos para que realice otras actividades de más agrado del niño: ver la televisión, salir en bici a dar una vuelta, jugar, etc. En relación a este tipo de refuerzos hay que tener en cuenta lo siguiente: hay que darle el regalo por partes si puede ser, no se lo des el primer día, que vaya él ganándoselo con sus acciones.
Una forma curiosa y sencilla de reforzar es mediante un sistema de puntos, el niño por cada tarea o comportamiento que consideres debe ser premiado, le vas asignando puntos y se lo explicas. Si puede tener un papel donde él pueda ver los puntos, es lo ideal. En el papel se pueden ir pegando círculos a modo de puntos.
NOTA: No pongas la recompensa a muy largo alcance o pon pequeñas en el camino, si no el niño perderá la motivación.
Refuerza a tus hijos en el preciso momento en el que hayan conseguido algo, no continuamente, ni cuando no lo merecen para hacerlos sentir bien, si los halagamos demasiado tienen el refuerzo muy asequible y se relajan, ven que pueden apoyarse en la ley del mínimo esfuerzo.
Cuando acometas enseñarle tareas complejas, como vestirse, atarse los zapatos, comer sin ensuciar, divídela en pequeñas tareas y ves poniéndole pequeños hitos. Anímale cada vez que consiga alguno. De esta forma con pequeñas tareas cuantificables evitas que se frustre.
¿Cómo hago cumplir las normas?
Establece una normas cuanto antes y desde el principio, tu obligación será recordarlas cuando no se cumplan. Uno de mis grandes fallos ha sido estar cansado al venir del trabajo y estar deseando que se fueran rápido a la cama. Mi ansia por llevarlos a la cama cuanto antes, provocó que no fuera descuidado en alguna norma y aprovecharon para incumplirlas. Luego, costó tiempo volver a cumplirla, deshice todo el trabajo anterior en pocos días. Hay que ser constante con las normas, incluso cuando estamos desganados o cansados.
Las normas deben ser breves, claras y sin contradicciones. Minimiza las excepciones, si un día te vas a cenar fuera y los dejas con los abuelos, deben seguir cumpliendo las normas, sobre todo horarios. Las excepciones deben ser casos muy puntuales, y cuando ocurran, hay que explicarles por qué es excepcional, avisándoles que al siguiente día se volverá a la normalidad.
¿Cómo mejorar y aumentar la autoestima de mi hijo?
Debes confiar en él y así se dará cuenta que es capaz de ejecutar determinadas tareas él sólo. Tu hijo necesita comprobar por si mismo que es capaz de realizar sus cosas. Comprobarás que también se enfada si le haces alguna cosa que tenía él asignada, porque él vigila por su autonomía.
Muchas veces, por falta de tiempo, lo vestimos o lo aseamos, cuando él sabe perfectamente hacerlo, esto debemos evitarlo en la medida de lo posible. Es cierto que, a veces, tenemos citas ineludibles y si dejamos al niño posiblemente lleguemos tarde, pero deben ser excepciones. Si lo hacemos, en cualquier caso, habrá que llamarle la atención y explicarle que ha sido una excepción.
Acepta a tu hijo tal y como es, nadie es perfecto en todo, ni un desastre en todo. Estate atento a sus buenas cualidades para potenciarlas. A menudo sólo destacamos malas actitudes o comportamientos y no lo bien que lo hace. Hay que reconocer lo bueno, pero sin reforzar todo aquello que hace.
Debe entender que los problemas y dificultades son retos, juegos que debe superar. Y los fracasos son parte del proceso de aprendizaje. Explícale que para llegar a saber algo, construir algo, terminar tareas, por el camino tendremos problemas y creeremos que no podemos superarlo pero debe trabajar, continuar y preguntar a los mayores.
Facilítale ocasiones para que el niño tenga éxito y coja confianza, por ejemplo, déjale vestirse una prenda, déjale que abra ese bote de mermelada que tú antes ya lo has aflojado, etc.
Los halagos deben ser realistas, ni categorizar. Siempre sin entrar en comparaciones en contra de otro niño.
En ocasiones comprometedoras, los niños evitan situaciones de fracaso diciendo que se les da mal, no les gusta o no lo saben porque no quieren defraudarnos. Hay que motivarlos y enseñarles que con esfuerzo se puede. Recuerdo como mi hijo decía que no quería la bicicleta de cuatro ruedas porque no le gustaba, en el fondo la razón era porque había otros niños que ya iban en bicicletas de dos ruedas. Lo mismo ocurrió cuando empezó a nadar y a soltarse en la piscina grande, como había otros niños nadando muy bien, decía que no le gustaba, tenía miedo a defraudarnos. Sin embargo, animándole a realizarla y reforzándolo fue cumpliendo objetivos y luego son dos de las actividades que más disfruta hoy en día.
¿Cómo puedo conseguir que se porten mejor?
Los niños quieren comportarse como adultos y hacer las actividades que ven hacer a los demás. En la medida de lo posible, deben participar, llevar la ropa sucia a su sitio, poniendo la mesa, recogiendo el cuarto.
Aunque los padres sean más rápidos, debemos dejar que poco a poco se hagan cargo de determinadas tareas. No subestimes lo que es capaz de hacer tu hijo, te pueden sorprender con su corta edad en la rapidez de aprendizaje y tareas que pueden desempeñar.
Asígnale pequeñas tareas como:
- Recoger su cuarto y juguetes
- Limpiar la mesa después de comer
- Colaborar en alguna actividad de casa
- Recoger la ropa que se cambie en la cesta
Por cada pequeña tarea anterior realizada podemos asignarle puntos, e ir sumando hasta que, a corto plazo, reciba su premio y pueda cerciorar el resultado de su esfuerzo. En función de la dificultad asigna los puntos.
¿Cómo puedo estimular e incentivar a mis hijos?
Las padres tenemos la obligación de proporcionarles un ambiente rico en estímulos que les permita desarrollar al máximo sus capacidades. Sin embargo, en ocasiones, tampoco deben estar sobrecargados, lo típico, que un niño empieza a sacar todos sus juguetes y no recoge ninguno.
Añade un carácter lúdico en lo que haya que hacer, trátalo como si fuera un juego. Por ejemplo, cantar canciones para recoger los juguetes, o hacer un concurso a ver quién recoge más juguetes (ocasión para dejarte ganar y dar un pequeño refuerzo…). Como dicen ahora, gamificar, las tareas más desagradecidas, convertirlas en juegos.
¿Cómo castigo a mis hijos cuando son niños?
No son malos padres aquellos que corrigen, riñen, llaman la atención o castigan al niño, es necesario en la educación que se sepan cumplir unas normas. Tampoco son buenos padres aquellos que permiten hacer de todo al niño.
Existen varias formas de castigar o corregir:
- Avísale de la acción que tu hijo no desea con tiempo. Por ejemplo, en un ratito apagaré la luz y te irás a dormir, cuando termine esta serie de dibujos ven a comer, etc.
- Retirar atención: s¡ el niño decide capturar tu atención y no lo consigue, intentará captarla de otra forma, provocando otra acción aún peor. Debes mantener tu omisión de atención, de otra forma él sabrá que llevando la acción hasta determinadas consecuencias consigue finalmente su objetivo. Por ejemplo, cuando dice tacos en medio de una pataleta, es mejor irnos a otra parte ignorándolos, sobre todo no reírse aunque la situación para nosotros sea ridícula, porque es una falta de respeto hacia ellos.
- Distracción: a veces los niños son muy persuasivos y si no consiguen algo pueden llegar a ser muy insistentes. En estos casos la mejor opción es usar la distracción, desviar la conversación hacia alguna anécdota que nos haya pasado, inventarnos alguna historia relacionada o jugar con él. De esta forma, es probable que se olvide del motivo original de su insistencia.
- Órdenes tajantes y breves: no sueltes largos discursos sobre por qué no puede hacer determinada cosa, simplemente di NO, YA VALE y espera su comportamiento. Luego con más calma y cuando esté receptivo, podéis explicarle las causas.
- Rincón de pensar: mándalo a algún sitio alejado donde no pueda jugar pero que no se vea aislado del entorno y tampoco en un sitio donde pueda tener miedo. El objetivo es que recapacite sobre lo que ha hecho y se de cuenta. Este sitio lo llamaremos el rincón de pensar. Con tenerlo entre dos y cinco minutos será suficiente si son menores de cinco años. Si no quiere estar ahí, cógelo y llévalo al sitio las veces que haga falta hasta que cumple su tiempo.
- Retirarles algo que les guste durante un tiempo breve: si están peleando mientras ven la tele, apagarles ésta hasta que se calmen, o quitarles un juguete si están gritando. Nunca alargar estos castigos demasiado porque no entienden los niños plazos largos y podrías tener problemas para cumplirlos.
- Evita siempre el castigo físico: no le des ni cachetes en el culo, ni bofetadas, ni ningún tipo de agresión, ya que, aunque a corto plazo sea efectiva para hacer callar o evitar la conducta inadecuada, provoca ira y frustración, no enseña buen comportamiento y cada vez el castigo debe ser mayor porque se irá acostumbrando.
Consejos finales para ser buen padre
- Sé organizado, mantén una rutina y normas
- Avísale de la futura actividad con tiempo, «en un ratito nos bañaremos…»
- Las normas deben ser sencillas, firmes, sin gritar y describir las consecuencias
- Los niños se dan cuenta del tono de voz, tensión, rasgos faciales, expresiones.
- Utiliza tu mirada, sonrisa, tono tranquilo
- Lanza mensajes positivos, evita comparaciones o expresiones del tipo: «me tienes harto… «
- Haz que se sienta valorado.
- A veces los niños aprenden que no sólo hay que hacer caso cuando los padres están enfadados.
- Cuando le quieras transmitir algo importante, ponte a su altura.
- Entre los 18 y 24 meses aprenden por imitación.
- Relativiza las situaciones de ayuda a que no sean un problema. Si no come, no le demos su juguetes, recoge todo sin darle importancia.
- Hay que favorecer su autonomía, optimismo y autoestima
- Aguanta el tirón si el niño no cumple con su trabajo y no se le premia, no cedas aunque sea persistente con sus quejas y lloros. Los castigos hay que mantenerlos.
- Establece un sistema de puntos por tareas correctamente realizadas, para no estar continuamente dando premios.
- Cuando los padres se escandalizan es un refuerzo para el niño, no lo hagas. Si dice un taco o grita, avísale para que no lo haga y toma medidas pero sin escandalizarte, ni gritar.
- Si insiste mucho con algo o es muy persistente, distráelo con una galleta, golosina.
- El primer paso para que un niño deje de actuar incorrectamente o no cumplir una norma es retirar la atención, no hacerle caso.
- No lo compares con nadie, ni para algo negativo, ni positivo. Cada niño es un mundo.
Finalmente, pregúntate qué rol ejerces: sobreprotección, autoritarismo, falta disciplina. Ninguno de estos roles son la mejor forma de educar. No sólo debemos educar a nuestros hijos, sino también a nosotros y esto lleva también tiempo, sé paciente contigo mismo. Y perdónate si algún día no actúas correctamente, todos los maestros tienen algún día algún borrón.