El objetivo de esta sección es recoger todos aquellos artículos, recursos, libros que nos ayuden en nuestras labores para ser buenos padres. Que nos ayuden a ser más conscientes de nosotros mismos, de nuestras emociones y actitudes para gestionar correctamente nuestro desarrollo personal y el de nuestra familia. Vivimos tiempos difíciles para la economía, pero son mucho peores para las familias. El ser humano intenta cubrir sus necesidades básicas, y su núcleo más cercano es la familia.
Dentro de la familia, es donde los niños desarrollan su autoestima, su forma de relacionarse, la personalidad y sus valores o principios. La unidad familiar es básica para el desarrollo del niño y padres. Una familia con problemas de unidad puede conllevar en nuestros hijos fracaso escolar, problemas de confianza y autoestima, infravalorarse, poco desarrollo de su inteligencia emocional e intrapersonal, etc.
Existen varios pilares sobre los que se tienen que asentar una unidad familiar bien estructurada que son:
- Afectividad y cariño entre padres e hijos: una falta de cariño hacia los hijos genera baja autoestima y desapego emocional con el resto de las personas. El rechazo afectivo es la principal causa de las familias desestructuradas.
- Comunicación entre padres e hijos: puedes querer mucho a tus hijos pero si no lo demuestras o comunicas, no sirve de nada. Generalmente esto sucede en padres que anteponen obligaciones laborales a familiares. Quieren mucho a sus familias pero no pasan apenas tiempo con éstas. Muchas relaciones de afecto también son opacas o enrevesadas. Se siente una cosa pero se dice otra. O se usa el afecto para el chantaje emocional. Desde muy niños hay que enseñar a comunicar los sentimientos, no usarlos como armas. Los padres somos los primeros que recurrimos a estos artificios dialécticos.
- Disciplina y rigor: para educarse dentro de una sociedad hay que cumplir una serie de principios y valores que deben ser enseñados dentro de la unidad familiar mucho antes que en los colegios. Los niños y padres deben asumir responsabilidades y compromisos. Si estos son intermitentes o incongruentes no cumplen su función y se difulminan en el tiempo.
Pero, ¿cómo se construyen estos pilares en una sociedad como la actual? Las prisas y el estrés es nuestro día a día. La figura de los padres y colegio ya no es la única fuente de información del hijo. La sociedad está perdiendo su sentido crítico y valores. Los padres estamos sometidos a una intoxicación de datos y consejos que nos impide tener un guión claro.
La sociedad está en medio de un cambio de paradigma, un cambio de modelo económico y social que no habíamos tenido antes. El hecho de estar tan interconectados nos proporciona información con la que ni imaginábamos hace años y, al mismo tiempo, nos hace más vulnerables y manipulables. Es necesario fomentar el desarrollo personal más que nunca en una sociedad competitiva donde nuestro valor más preciado es el tiempo pero, sin perder el hábito de introspección y dedicarnos tiempo a conocernos nosotros mismos.