Hoy quiero compartiros una reflexión que lleva dándonos vueltas, a mí y a mi mujer, varios días: la utilidad de las actividades extraescolares. Esta temporada escolar, con el ánimo y entusiasmo que tenemos todos los padres de darle la mejor educación posible, y después de estudiar varios días qué actividades extraescolares elegir para mi hijo y no decidirme por ninguna. Todas me parecían idóneas y muy útiles, apunté a mi hijo mayor a varias actividades extraescolares.
Estas son las actividades extraescolares, su duración semanal y coste mensual:
- Ajedrez (1hora semanal): 30 €/mes
- Baloncesto (2 horas semanales): 25 €/mes
- Inglés (1 hora y media semanal): 35 €/mes
- Natación (1 hora y media semanal): 40 €/mes
- Programa de estimulación inteligencias múltiples (2 horas semanales): 60 €/mes
Y no fue durante un impulso pasional e irracional en el que mi mujer y yo decidimos apuntarlo, sino que lo meditamos y valoramos con sus pros y contras. Sin embargo, con el paso del tiempo, y ya llevamos un par de meses, empezamos a tener la siguiente duda: ¿son tan útiles las actividades extraescolares como las pensamos o idealizamos? O sólo las queremos como desahogo por la clásica incompatibilidad de horarios que tenemos los padres que trabajamos ambos.
Todos estamos de acuerdo en que, según qué actividad extraescolar elijas para tu hijo, incentivas el trabajo en equipo, desarrollar las capacidades artísticas, intelectuales y cognitivas, la locomoción, mejorar la autonomía, autoestima, etc. pero todo esto también se puede desarrollar por otros medios. Las actividades extraescolares suponen mucho esfuerzo para los niños y los padres.
Esfuerzo que requiere
En relación al esfuerzo físico e intelectual que supone para nuestro hijo, hoy por hoy, no lo notamos cansado, ni disperso, incluso termina con fuerzas cada una de las jornadas y le gusta continuar en casa con otras actividades. El año pasado, donde ya lo apuntamos a tres actividades extraescolares de infantil, teníamos claro que, al menor síntoma de cansancio que mostrase, le liberaríamos de alguna. No ocurrió así y termino el año académico perfectamente sin mostrar desgana. Cada niño tiene un ritmo. En nuestro caso, al menos y por esta parte, no hay problema.
Respecto al coste económico que supone para nosotros, que somos clase media normalita tirando más a baja cada día, es considerable pero no nos importa realizar este esfuerzo de casi 200 euros mensuales mientras podamos. Sin embargo, detrás viene nuestro segundo hijo al que, se supone, tenemos que darle las mismas facilidades que le hemos dado al primero. Si multiplicamos la anterior cantidad por dos, el impacto en nuestra economía familiar ya se empezaría a resentir, por no decir, difícil de mantener a largo plazo.
¿Merece la pena apuntar a nuestro hijo a actividades extraescolares?
Sin embargo, ahora viene la clave de todo lo anterior, ¿merece la pena este esfuerzo? ¿no estamos atiborrándolo de actividades?
No nos importa invertir un dinero y esfuerzo en llevarlo a diversas actividades extraescolares siempre que tengamos alguna certeza de que va a merecer la pena.
Existen tantas variables distorsionadoras y de tan diversos ámbitos que, incluso dentro de un tiempo, resultará difícil tener precedentes para saber si una actividad ha resultado útil o no en el desarrollo cognitivo o físico de nuestros hijos. Sin embargo, creemos o tenemos fe en que pueden ser útiles.
Esta reflexión la he compartido con padres, expertos en pedagogía, maestros, psicólogos etc., y más allá de los refugios dialécticos que cada uno maneja como el equilibrio, que cada niño es un mundo, depende, todo suma, lo importante es que disfruten, etc. nadie se pronuncia con rotundidad. Los padres no tenemos un criterio claro de qué hacer. En mis tiempos de niño, sólo existía fútbol, judo y baloncesto, elegías una porque coincidían en el tiempo y ahí acababa todo.
Bien, alrededor de toda esta incertidumbre de los padres de qué hacer y, ante la duda, intentar sumar, por el qué dirán o por si acaso, terminamos apuntándolo a unas cuantas actividades. Tal y como hemos hecho nosotros. Nosotros tampoco somos inmunes a esta sensación.
Esto conlleva que cualquier necesidad, en este caso de los padres por darle lo mejor a nuestros hijos, se traduzca en negocio. Surgen nuevas academias, empresas que cubren esta necesidad con más y más actividades extraescolares, variadas y cubriendo distintos tipos de habilidades que prometen desarrollar en nuestros hijos. Que surja un negocio ante una necesidad no es malo. Es lo normal en una sociedad capitalista como la que vivimos. Sin embargo, los padres no disponemos de un patrón o métrica para medir si este esfuerzo en nuestros hijos merece la pena.
Delegamos a nuestros hijos a actividades extraescolares, sin saber, la mayoría de las veces, qué realiza en detalle durante la clase. Más o menos, lo sabemos de forma superficial, pero ¿ese tiempo invertido en la actividad extraescolar, es el mismo que requiere el aprendizaje de ese conocimiento? ¿Retendrá esos conocimientos? ¿Deja poso en su desarrollo toda esta información extra que le añadimos respecto a su formación reglada?
Por otro lado, si lo que se quiere es tenerlos ocupados porque no podemos recogerlos a la hora de salida oficial del colegio o por la razón que sea de desahogo, entonces no hace falta que sigas leyendo porque en ese caso sí que está cumpliendo con la función que tú buscas. En mi caso, estoy reflexionando sobre su repercusión en su desarrollo, más allá de quedarme en el que disfruten y desarrollen sus habilidades, que es mucho suponer.
Desglose de las actividades extraescolares
Teniendo en cuenta todo lo anterior, decidí desglosar un poco más en detalle qué realiza en cada actividad extraescolar o, al menos, hacerme una idea de qué hace mi hijo en las sesiones.
Lo que vas a leer a continuación son opiniones personales sin ningún tipo de interés en crear dogma. Sólo quiero mostrar mi opinión para aquellos lectores que puedan tener problemas similares y les pueda ayudar y, a su vez, estos quieran compartir su opinión con el resto.
Es cierto que no estoy con el codo con codo realizando todas las actividades extraescolares pero he realizado este seguimiento varios días.
Natación (nivel medio)
Mi hijo tiene seis años y está en un nivel medio de natación, sabe flotar y lo puedo dejar sólo en una piscina perfectamente. Actualmente en el curso les están enseñando a perfeccionar estilos. Realiza la actividad de natación en una piscina pública, por tanto, me he sacado mi entrada y accedía con él a la piscina varios días. Mientras el asistía a la clase en las calles reservadas de la piscina, yo observaba desde las calles contiguas.
Por resumir y no aburriros, las sesiones de 45 minutos consisten en realizar distintas series de ejercicios, por ejemplo dos de ellos :
- Ida y vuelta en una piscina de 25 metros a crol apoyándose en una tabla con distintos brazos alternativamente
- Ida y vuelta en una piscina de 25 metros a espalda apoyándose en una tabla.
- Ida y vuelta en una piscina de 25 metros a crol sin tabla
Obviamente, en función de los distintos niveles de grupos estos ejercicios varían.
Cada niño salta a la piscina con un intervalo de separación al siguiente niño de 30-60 segundos. Al terminar cada niño espera a que finalice el último niño que ha iniciado la serie, ya que el profesor no puede multiplicarse y hay que compartir la calle dejando márgenes de distancia generosos. Esto provoca que pueden pasar algunos minutos hasta que cada niño inicia el siguiente ejercicio.
La profesora vigila a los niños desde fuera de la piscina y los va corrigiendo en la medida que le es posible, ya que hay momentos en que hay de cuatro a seis niños en la misma calle, entre los que van y vuelven.
Como aficionado a la natación que soy, estas correcciones son útiles a costa de insistir reiteradamente en distintas sesiones pero deberían realizarse por contacto físico, es decir, corrigiendo la posición y movimientos del cuerpo desde dentro del agua, para tener un mayor calado en el aprendizaje de los niños y no verbalmente desde fuera de la piscina. Pero de realizarse así, hay que reconocer que requeriría de un mayor número de profesores, al haber un mínimo de seis alumnos en cada grupo, y seguramente el coste económico de la misma se encarecería.

Derechos de autor de Pixabay.
Ajedrez (nivel iniciación)
En este caso acompañé a mi hijo a la clase de ajedrez y me quedé en la clase contigua haciendo tiempo pero con los oídos en forma de antena parabólica. De vez en cuando me asomaba para verlos, pero los oía perfectamente. Luego hablando con mi hijo terminamos de definir el esqueleto de las clases: ejercicios específicos (jugadas concretas o situaciones de juego) + clase teórica + partidas entre los niños.
Las actividades que realizaron durante esa hora fueron las siguientes:
- Un ejercicio que consiste en ir colocando las fichas reina sobre un tablero y evitar que se maten entre ellas. Se empieza por tres reinas y se va aumentando el número, hasta llegar a ocho, que es el máximo. Puedes ver el juego aquí: https://es.wikipedia.org/wiki/Problema_de_las_ocho_reinas
- 10 minutos de técnica de ajedrez
- Resto del tiempo: partidas entre los asistentes mientras el profesor se pasea por los tableros aconsejando.
Baloncesto (nivel iniciación)
Esta actividad se desarrolla en un polideportivo por lo que pude ver perfectamente todo su desarrollo. Los niños se sitúan en el círculo central de la pista de baloncesto, el profesor les da instrucciones, cuando pita el silbato las ejecutan y cuando pita de nuevo, deben reunirse de nuevo en el círculo central.
Las actividades que realizaron durante esa hora fueron las siguientes:
- Deben ir botando el balón con la mano izquierda siempre andando sobre las líneas que delimitan el campo de baloncesto sin salirse.
- Idéntico al anterior pero con la mano derecha.
- Idéntico al anterior pero usando ambas manos de forma alterna
- Deben ir botando a una canasta y hasta que no encesten no pueden volver al círculo central.
- Partido entre ellos
Programa de estimulación inteligencias múltiples (segundo nivel)
Como guía del curso se apoyan en distintos cuadernillos donde cubren distintas habilidades: razonamiento, inteligencia espacial, razonamiento, fotografía mental, etc. Progresan en función de los ejercicios que van resolviendo en estos cuadernillos.
Las clases consisten en realizar distintos ejercicios propuestos en el cuadernillo, revisados por la profesora, combinados con sesiones teóricas donde enseñan técnicas a los niños para resolver más fácilmente los ejercicios, y periodos de descanso para los niños que consiste en dejarles dibujar para poder sobrellevar las dos horas de una actividad tan exigente a nivel intelectual para los pequeños.
Inglés (nivel iniciación)
Básicamente explican conceptos básicos, por ejemplo, el tiempo (lluvia, soleado, nublado, etc.). Van mostrando fotos de distintos días y los niños describen con el nuevo vocabulario lo que van aprendiendo. Otro ejercicio consistía en escenificar teatralizar un saludo entre los niños.
Otros días imagino que practicarán distinto vocabulario y teatralizarán distintas situaciones cotidianas en inglés. Nada que objetar en relación al modo de enseñanza. Me parece muy buena idea escenificar este tipo de situaciones para acercarlas a la realidad y comprometer a un mayor número de sentidos en el aprendizaje.
El mayor inconveniente que he visto a esta actividad y grave, es que los profesores no son nativos. Yo creo que, a cualquier edad, una clase de inglés debería ser impartida por personal nativo. Los errores de pronunciación y expresiones mal formuladas pueden dejar huella en el conocimiento de nuestros pequeños. Si hay algo peor que no saber algo, es saberlo erróneamente porque entonces crees que lo sabes y, lo peor áun, es que ya dispones de prejuicios y barreras mentales que te filtrarán el conocimiento en esa materia. En el aprendizaje de determinados campos es importante que tu mente esté virgen para no interpretar.

Derechos de autor de Pixabay.
Mi resumen y opinión sobre las actividades extraescolares
El modo en el que se realizan las actividades no me ha sorprendido, ni hay nada que no me imaginase. Las actividades las considero correctas y, en mi opinión, útiles para el niño. El desarrollo de las mismas es el más óptimo en relación al coste económico que tienen. En determinadas actividades puede haber matices arriba y abajo pero, en líneas generales, es justo. Quiero que quede bien claro lo anterior, antes de explayarme más abajo con el resto de mi opinión.
El factor común, que cualquiera extrae casi de todas ellas, es que se ha creado un procedimiento de tareas, series de ejercicios o puntos que se traslada a los niños, los realizan y se corrigen, así continuamente. Esta serie de tareas, ejercicios o puntos son un subconjunto de una metodología segmentada en función del nivel, edad o habilidad del niño.
No tengo nada que objetar a los profesores de las actividades anteriormente mencionadas. En cualquiera de ellas, me han demostrado su profesionalidad y han mantenido controlados a los niños, al mismo tiempo que disfrutaban. Ellos y las empresas o colegios para los que trabajan están en su labor de ofrecer un servicio, pero ¿no nos estaremos dejando llevar un poco por la rutina y la marea del resto de padres?
Antes he dicho casi todas ellas, porque eximo al inglés. En este caso, sí que es necesario personal especializado pero, como ya he dicho antes, debería ser nativo, no español como es el caso, aunque sean niños. De hecho, según indican los expertos, hasta los seis años es el periodo clave para el aprendizaje nativo de un idioma.
Exceptuando el caso anterior, la pregunta qué me hago es: ¿hasta qué punto no podemos suplir nosotros a esos profesores conociendo esta metodología?
Al nivel de iniciación y medio en el que se mueven los niños por debajo de los seis u ocho años, incluso mayores, ¿es necesario un especialista?
¿Adónde quiero ir a parar cuando incido en que no es necesario ningún especialista?
Creo que en ninguna de las actividades, salvo el inglés, es necesario un personal altamente cualificado. Podríamos crear una franquicia de actividades extraescolares, crear un procedimiento y contratar profesores que cumpliesen escrupulosamente este procedimiento. Seguramente muchos de los negocios que fluyen alrededor de las actividades extraescolares, funcionan de esta forma: contratando personal a bajo coste, con formaciones de una o dos semanas de la metodología antes descrita, y listos para dar clase. ¿No podríamos dar los padres estas formaciones de una o dos semanas e impartir las clases nosotros?
Los padres podríamos realizar esas mismas actividades, sin ser profesionales, y pasar más tiempo con ellos. Son todavía muy pequeños para requerir de especialistas en esas materias. Creo que con disponer de una guía o metodología paso a paso, podríamos replicar las mismas actividades extraescolares, incluso mejorar su eficiencia, al ser más personalizada.
He retratado las actividades entrando un poco al detalle para intentar transmitir que, más allá del factor emocional y social del niño del que luego hablaremos, no se requiere de ningún especialista para el desarrollo de estas actividades extraescolares con niños con edades menores de diez años. Sólo hay una excepción, en el caso del idioma inglés, ya comentada.
Por ejemplo, en el caso de la natación, podríamos corregirles en el agua entrando en contacto con ellos, realizando correcciones personalizadas. Lo mismo ocurre con el resto de actividades dónde podríamos concentrarnos en las debilidades de nuestros hijos, personalizar su actividad dónde les es más necesario.
No estoy diciendo que ahora seríamos capaces de ser profesores de natación, ni de ajedrez, ni expertos en baloncesto o en desarrollo mental y cognitivo infantil, estoy manifestando que, con unas pequeñas nociones de rutinas de ejercicios o metodología, podríamos suplir estas actividades por nuestra cuenta.
¿Y el trabajo en equipo, el compañerismo?
Touche, tocado. Efectivamente, aquí viene otra excepción, pero depende. Si tu intención es motivar el trabajo en equipo con niños de su edad o el compañerismo, desde luego que los padres no podemos suplirlas por nosotros mismos. Pero, cuidado, sí podemos facilitarlas. O acaso, ¿sólo mediante las actividades extraescolares se puede fomentar el trabajo en equipo o compañerismo? ¿Verdad que no? Existen clubs, talleres gratuitos, actividades públicas, los parques, las playas, etc. donde nuestros hijos pueden socializarse perfectamente con otros niños, sin tener que recurrir a actividades extraescolares.
En ocasiones determinadas actividades extraescolares, que creemos que sirven para este fin, no lo cumplen porque nuestros hijos terminan juntándose únicamente con sus amigos de siempre y manteniendo el mismo círculo de amistad, al ser actividades generadas por el mismo centro docente.
¿Cuál es la mejor actividad extraescolar a la que les puedo apuntar?
Sin lugar a dudas a estar con nosotros, los padres. Creo que los padres podríamos impartir la mayoría de las actividades extraescolares. Seguro que hay actividades que se nos dan mal como el inglés, dibujar, patinaje, etc. De acuerdo, en ese caso, no hay más que hablar y está más que justificado apuntarle a esa actividad extraescolar y que un profesor más diestro que nosotros se la explique. Pero son las excepciones, seguro que hay otras actividades que se nos dan muy bien, bien y regular, lo suficiente para transmitir este poco o mucho conocimiento a nuestros hijos.
Si el profesor o monitor extraescolar manda unos ejercicios para que los realicen que duran 10 minutos y luego se pasea para corregirlos, ¿no podríamos realizar lo mismo en casa y aprovechar para nosotros ir haciendo nuestras tareas y volver para revisar?
Realizar las actividades extraescolares con ellos es la mejor excusa para pasar un rato con ellos, disfrutar con ellos, enseñándoles nosotros cualquier temática que les guste. Podemos variarla a su antojo, ir probando, sin tener que pagar grandes cantidades de dinero o tener que comprometernos un año entero. Seguramente con un par de horas semanales de dedicación nuestra aprender las metodologías, podríamos suplir la mayoría de las actividades extraescolares. Estamos hablando siempre que tu intención no sea complementarlas como guardería.
Acaso nuestra visión de las actividades extraescolares no está un poco sobrevalorada. ¿Crees que podríamos suplirlas? Yo creo que sí, ya te he explicado mis razones, ¿y tú?
Hola,
interesante artículo.
He sido profesor de actividad extraescolar durante varios años. En concreto, Judo.
En mi opinión, hay dos problemas con este tipo de actividades:
1. Los padres quieren tener a sus hijos más rato entretenidos y poderlos recoger más tarde. Por lo que les apuntan a cualquiera de las actividades que haya. Generalmente no se preocupan por ver quién es el profesor y qué está haciendo su hijo en esa actividad. Básicamente es porque hay poca cultura de educación.
2. En muchas ocasiones las Ampas, relegan este servicio a una empresa externa. Que como es lógico, intenta sacar una rentabilidad. El problema es que los precios están muy ajustados en la mayoría de casos, y por lo tanto, para poder obtener un beneficio acaban tocando los salarios de los profesores. El problema es que un profesor que lo haga medianamente bien, no puede trabajar por 4€-9€ hora. Así que, como los padres no se preocupan, y estas empresas quieren obtener un beneficio, las clases las acaban dando personas con poca formación.
Creo que las actividades extraescolares son una buena herramienta. Pero como todo, bien utilizadas. En exceso, el niño puede acabar agotado y estresado. Sin embargo, con algunas horas a la semana, puede mejorar sus movimientos psicomotrices, relacionarse con compañeros más mayores o más pequeños y aprender pequeñas cosas que quizás en las aulas, por formato y tiempo, no aprenden.
Eso sí, los padres se deben preocupar por saber qué están haciendo sus hijos y sobretodo, el profesorado tiene que ser de calidad.
Al menos, es mi opinión. Feliz domingo 🙂
Gracias Roberto por tu respuesta detallada y efectivamente creo que los padres andamos muy perdidos y nos fiamos de los colegios, donde ojo porque también son parte implicada y de dónde también intentan minimizar costes. Nos faltan métricas para valorar las actividades pero los padres, incluso a final de curso, podemos dar una opinión mas o menos del avance que vemos en nuestro hijo pero sin saber si se ha realizado eficientemente.
Por otro lado, también he querido sacar a la mesa el tema del especialista, del experto, ¿en qué momento debería entrar? Yo creo que, a estas edades, podemos suplir lo que los colegios y empresas como las que comentas, nos proporcionan. Otra cosa es que nuestra intención sea alargar sus jornadas para nuestro desahogo o por incompatibilidad laboral para ir a recogerlos. Los padres jamás podremos sustituir a un profesor de calidad o experto, pero ¿es necesario ahora?¿es lo que estamos contratando actualmente en los colegios por este coste?
Encantado de tenerte por aquí Roberto. Igualmente feliz domingo 😉
No estoy de acuerdo. Los padres no somos los mejores profesores.El ambiente que creamos «en casita», no es aconsejable.Y eso en un hogar equilibrado.Me temo que más de una vez, el niño o la niña se acostará disgustado/a, cuando no con un bofetón. Tengo una experiencia profesional muy dilatada, he sido un innovador que ha conseguido el respeto, la alegría ,y las ganas de aprender de todo alumno que ha pasado por mis clases, porque yo me lo he ganado, y porque yo lo he disfrutado.Ahora tengo 77 años, miro el trayecto de la educacion, tanto la inicial como la universitaria, y dan ganas de llorar.Pero creanme, hay que formar a los profesores, y a los padres.
Un abrazo.
Hola Manuel, primero darte la enhorabuena por seguir interesándote y apasionándote con esos temas a los 77 años.
Disculpa si igual me he explicado mal, pero la premisa de partida del artículo no era si los padres somos los mejores profesores, sino si podemos suplir los padres las actividades extraescolares, sustituyendo a los profesores en niveles de iniciación medios de cualquier actividad que se corresponden con infantil y primaria.
Respecto a si los padres no somos los mejores profesores, efectivamente jamás un padre podrá sustituir a un buen profesor, pero sí podrá sustituir a un mediocre profesor. Pero esto ya es materia de otro artículo del que ya hablaremos.
Respecto a que la actual educación dan ganas de llorar, en lo que respecta a la universitaria, totalmente de acuerdo. En el resto de niveles todavía tengo esperanza. También es un tema que me gustaría tratar más adelante.
Encantado de tenerte por aquí y para eso estamos para discrepar, abrir debate y nuevas ideas. Una vez me dijeron que la razón no existe, sólo las ideas.
Un abrazo.